Mundo Elemental

Introduccón:
Los Espíritus de la Naturaleza tienen por cuerpos formas de energía y no son estrictamente físicos o materiales en la versión común del término, aunque la energía es también una forma de materia y viceversa, y a diario nos muestra sus efectos en el plano más denso de acción. El hecho de que la llamada electricidad sea energía y normalmente invisible, no quita que al correr por la superficie de un cable metálico produzca fenómenos materiales traducidos en movimiento de pesadas piezas de una máquina, que a la vez mueve o traslada toneladas de materia. Y todos conocemos los fenómenos meteorológicos que se traducen en rayos y relámpagos, centellas y luces de San Telmo. Por otra parte, la existencia de estados vibratorios intermedios entre la energía invisible y la materia visible, hace que según se rebasan estas fronteras, de arriba a abajo, la posibilidad de observación humana de los elementales se potencie, aún sin proponérselo. Pero normalmente los Elementales tienen su parte más densa o cuerpo en el Plano Energético, pudiendo en condiciones favorables ya citadas, reflejarse hasta cierta corporeidad en las zonas etéricas que son mezcla y enlace entre lo que podemos llamar energía - cuya característica es la carencia de forma perceptible por nuestros sentidos - y la materia - cuyas características nos son evidentes y fácilmente registrables. De ello podemos colegir que los Elementales tienen como propiedad una vibración mucho más veloz que la nuestra, siendo sus formas más inestables y dinámicas. Cuando esas formas se lentifican es cuando se corporizan y su visión se vuelve más fácil, bien por factores naturales que mencionamos anteriormente, o bien porque la persona haga foco, dejando su vista neutra y así pueda verlos. Si dejamos la mente abierta, pueden percibir cualquier síntoma de agresividad y eso produce en ellos cierta inestabilidad en el plano físico y los ahuyenta hacia sus refugios energéticos y a los juegos ópticos propios de su extraordinario poder para disimularse en los mismos elementos en que habitan.

Historia:
Aunque estos seres muy poco se dejan ver, ya en su libro Sobre la Naturaleza, decía Anaxágora, el filósofo griego del siglo V aC., que había habitantes inteligentes similares a nosotros, moradores de mundos paralelos al que conocemos pero con las mismas características: ríos, viviendas, comidas, ciudades completas, etc. Y no solo se citan en este libro, son muchos los textos antiguos donde se menciona de una u otra forma a estos pequeños seres. La Cábala, habla del geniecillo que vive bajo tierra y ayuda al rey Salomón en la construcción del Templo de Jerusalén. Pero de una forma más decidida, es el Talmud, “una compilación de comentarios sobre la ley mosaica” en el cual se lee que tanto animales como plantas están habitados por estas diminutas criaturas. Por 1040-1105 el ilustre comentador de la Biblia y el Talmud, Rabí Shlomo ben Yitzjak mejor conocido por su nombre abreviado Rashi, le dio al conocido gnomo Shamir la forma similar a la culebra. Okuninushi, uno de las deidades del Shinto japonés, tras muchas peripecias en su vida, describe a un dios que montado sobre la corteza de árbol navega sobre la cresta de una ola y viene en su ayuda. Es un enano llamado Sukuna-bikona, el cual cabe en la palma de su mano, cuyo poder es tal, que entre ambos deciden construir el mundo para bien de la humanidad, dedicándose primordialmente a erradicar las enfermedades. En la mitología del Sudán, los kurumba hablan de del “genio del agua” y del “genio de la tierra”, semejante a Domfé, nomo de los dogones. Nativos de las costas de Guinea, y como parte integrante de la cultura yoruba, aparecen los duendes güijes. Las mil y una noches, los cuentos de hadas, Blanca Nieves y los siete enanitos, relatos que nos muestran invisibles seres feéricos, o gente minúscula. Y así, bajo innumerables nomenclaturas, relatos y anotaciones mitológicas, aparece un contexto que se maneja en dimensiones diferentes a la que fácilmente el hombre puede notar. Realidades de existencias diferentes, pero no menos ciertas a veces explicadas como espejismos. Inaccesibles por invisibles mas jamás irreales: ¡nos acompañan siempre! Intangibles a nuestros ojos tridimensionales, las hadas también forman también parte de la gente menuda. Diferentes a la que imaginariamente se ha creado, conservan su forma promovidas por el visionario Walt Disney, quien evito que cayeran en el olvido. Amantes de los arroyos, etéricas, voladoras e idílicas, ostentan capacidades extraordinarias, se deslizan por el viento creando pequeños remolinos. Con el transcurrir de los tiempos cada grupo de estos seres se dedicó a diversas actividades: unas cuidan los ríos, otras protegen las plantas, y se dice que algunas minimizan los efectos de los terremotos. Relativamente moderno, ya que data del siglo XVI, y además tan sólo abarca a unos pocos seres de la naturaleza, el término gnomo refiere aquellos que la gente suele confundir con duendes. Pero fue el alquimista Paracelso, quien a mediados del siglo XVI creó en su Tratado sobre los elementales la palabra gnomo, dándole forma al concepto que señala a estos seres. Son muchas las variedades de ellos, pero a casi todos se les reconoce por ser representados como minúsculos ancianos de luengas barbas